La CNMC considera como hechos probados, el acuerdo en secreto de un precio «ficticio» del derivado, el producto financiero que ofrecían a sus clientes para que se cubriera de cambios en los tipos de interés. La práctica duró al menos diez años.
Desde 2016, y a lo largo de los peores años de la crisis de 2008 , los principales bancos de nuestro país ( Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell, ofrecían, generalmente a empresas y empresarios, un producto financiero denominado «crédito sindicado«, en el cual se repartían el riesgo del mismo. El cliente devolvería el préstamo con los beneficios generados por el negocio, en teoría rentable. Sin embargo, si los tipos de interés subían demasiado, podía ocurrir que el cliente no pudiera devolver el crédito, para evitar este problema, el cliente debería contratar un producto derivado, un producto financiero que le protegiera de ese riesgo. Este derivado aseguraría unos tipos de interés máximo a la vez que también establecería unos intereses mínimos (una clausula suelo) . El derivado iba aparte del crédito sindicado y supuestamente se ofrecía «a precios de mercado». Falso, según la Comisión Nacional de Mercados y de la Competencia (CNMC), que ve probado que los cuatro bancos se pusieron de acuerdo en secreto, para elevar artificialmente el precio del producto de cobertura en al menos 40 casos probados, aunque las estimaciones de afectados superan los centenares.
La sanción impuesta por la CNMC a los bancos participantes, es de 91 millones de euros por engañar durante, al menos, diez años a estas 40 empresas.
El modus operandi siempre era el mismo, en los días previos a la firma ante notario, los traders de tesorería de los cuatro grandes bancos hablaban entre ellos para pactar las condiciones, «a espaldas del cliente y bajo la apariencia de una metodología de determinación del importe de la cobertura en las mejores condiciones ajustadas a la situación del mercado de referencia (fair value), apariencia que se ha demostrado ser ficticia», cita la resolución de la CNMC tras tener acceso a los audios de las conversaciones internas de esta coalición contra el cliente.
Fuentes bancarias admiten que han pedido a la CNMC que no publiquen los audios ni los correos para no crear «alarma social», por lo ofensivo y peligroso para el sistema que sería escuchar la codicia y el desprecio con el que hablan los ejecutivos de los clientes a los que iban a meter comisiones ocultas.
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